A medida que continuamos con este tema de crecer en la paciencia requerida para heredar las promesas, veremos la más popular de todas las Escrituras sobre esperar en el Señor, Isaías 40:31:
Pero los que esperan en el Señor
renovarán sus fuerzas.
Se remontarán con alas como las águilas,
correrán y no se cansarán,
caminarán y no se fatigarán.
El profeta no dice aquí que los que esperan en el Señor pueden renovar sus fuerzas, sino que tendránnuevas fuerzas. Todos los que corren eventualmente se cansarán, y quienes caminan, desmayarán, con la excepción de aquellos que han aprendido a esperar en el Señor. ¿Por qué?
La impaciencia es una forma de ira y la ira libera un aumento de adrenalina que consume energía a un ritmo mucho mayor. Se estima que un momento de rabia puede consumir la misma cantidad de energía que muchas horas de duro trabajo físico. Por eso, después de un episodio así, uno tiende a sentirse cansado. Si generalmente estamos enojados o impacientes, estamos consumiendo energía a un ritmo mucho más alto y nos sentiremos cansados en general.
Como dice el versículo anterior, remontar con alas como las de las águilas renovará nuestras fuerzas. Los pájaros no vuelan a menos que tengan que hacerlo porque consumen mucha energía y se cansan. Sin embargo, las águilas han aprendido algo que les da una resistencia casi ilimitada: ellas permiten que los vientos las lleven. El viento es una metáfora del Espíritu Santo como vemos en Juan 3:8, que dice:
“El viento sopla donde quiere. Escuchas su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo aquel que es nacido del Espíritu”.
Los que han nacido del Espíritu son una nueva creación, una nueva especie. Empiezan a crecer en espíritu y se vuelven menos atados por la vieja naturaleza. A medida que nos movemos más por el Espíritu que por lo terrenal, comenzamos a vivir una realidad diferente que es mucho más poderosa que la natural. Así como Moisés, quien rechazó todas las riquezas y el poder de Egipto para abrazar las aflicciones de Cristo porque tenía los ojos puestos en Aquél que es Invisible (ver Hebreos 11:27), los que son nacidos del Espíritu son movidos por lo que otros no pueden ver. Su vida es movida por los vientos del Espíritu.
La física espiritual puede ser contraria a la física natural. Quienes permanecen en el Señor pueden recibir Su energía en la medida en que permanezcan. Por eso Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. Llevad Mi yugo sobre vosotros y aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas ” (Mateo 11:28-29).
¿Cómo se pone uno un yugo y encuentra descanso? Nadie se pone un yugo para dormir sino para trabajar. Sin embargo, si un buey pequeño se une en yugo con un buey grande, el grande hará el trabajo y el pequeño disfrutará de un paseo. Así es como somos llamados a vivir, uniéndonos al Señor y haciendo Su obra con Su fuerza. Es por eso que aquellos que participan en los moveres de Dios pueden pasar períodos de tiempo antinaturales sin dormir y, sin embargo, sentirse refrescados.
Una vez estuve bajo tanta carga, debido a las presiones del ministerio y las constantes y abrumadoras necesidades de la gente, que estuve cerca del agotamiento total. Cuando clamé al Señor, sentí que Su presencia entraba en mi oficina. Simplemente dijo: “Yo sostengo el universo con Mi poder. Puedo ayudarte con este pequeño ministerio". Él solo estuvo allí con Su presencia manifiesta durante aproximadamente un minuto, pero yo estaba tan lleno de energía que sentí que necesitaba trabajar más.
Cuando comenzamos a sentir que las cargas de este mundo y esta vida son demasiado grandes para nosotros, es porque de alguna manera nos hemos apartado del yugo al que Él nos ha llamado. No podemos salvar ni una sola alma con nuestras propias fuerzas, pero por Su poder y autoridad el mundo será salvo y completamente restaurado. Se nos ha concedido el insondable favor de ser invitados a acompañarle. Sin embargo, permanecer en yugo con Él requiere saber cómo esperarlo y Él nunca está bajo presión ni tiene prisa.
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