Sospecho que algunos han cancelado ahora sus suscripciones a la Palabra para la Semana porque se impacientaron esperando que yo entrara más en los libros de Daniel y Apocalipsis. La paciencia es necesaria, porque como el Señor le dijo a Juan al comienzo de Apocalipsis, esto fue dado a Sus siervos. Sin el corazón de un siervo—la disposición paciente de aprender de su Maestro y obedecerle en todo— no podrán entender aquello en lo que pronto entraremos con mucho más detalle.
Cuanto mejor lo conozcamos a Él, mejor conoceremos Su voz. En Juan 10, Él dijo que Su pueblo conocería Su voz y lo seguiría porque conocían Su voz. No dijo que conocerían la voz del lobo o del engañador, sino que conocerían Su voz. Cuando conocemos Su voz, no tenemos que conocer las otras voces; reconoceremos rápida y fácilmente cualquier voz que no sea la Suya.
Salmo 32:6 declara: “Por eso, que todo hombre piadoso ore a Ti en el momento en que puedas ser hallado; ciertamente, en la inundación de muchas aguas no lo alcanzarán.” Es en la calma antes de la tormenta cuando necesitamos prepararnos para la tormenta. Cuando la tormenta irrumpe, es demasiado tarde. La tormenta ahora está creciendo y avanzando hacia nosotros, así que no debemos desperdiciar otro día. Como se nos exhorta en Hebreos 3:7-8: “Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: ‘Hoy, si oís Su voz, no endurezcáis vuestros corazones.’” ¿Cómo endurecemos nuestros corazones? Al no obedecer Su voz o Sus advertencias y no actuar de inmediato en ellas.
Si hemos entregado nuestras propias vidas para vivir por Él y no por nosotros mismos, estaremos tanto dispuestos como lo suficientemente libres para responderle rápidamente. Si aún estamos viviendo para nosotros mismos y somos impulsados más por nuestros motivos egoístas, no estaremos lo bastante libres ni dispuestos para responderle como debemos para navegar—o incluso sobrevivir—los tiempos venideros.
Una vez me fue mostrado en una visión un caballo de guerra tan sensible que respondía instantáneamente a un suave toque de las rodillas de su jinete para ir a la derecha o a la izquierda, acelerar o frenar, aun en medio del clamor de la batalla. El Señor me dijo en la visión que en los días venideros, Su pueblo tendría que ser así de sensible a un impulso de Él para poder sobrevivir los tiempos. Recibí esa visión hace unos 30 años, y ahora estos tiempos están viniendo sobre nosotros.
La manera primaria en que llegamos a ser duros de oír espiritualmente es por endurecer nuestros corazones. Si cedemos ante un niño que hace un berrinche para obtener lo que quiere, estamos ayudando a endurecer su corazón al permitirle pensar que puede obtener lo que quiere por medio de la ira. Hoy tenemos muchos cristianos que se jactan de lo fácilmente que obtienen cualquier cosa que quieren del Señor, y rápido. Esto no es madurez en el Señor, sino lo opuesto. Se requiere “fe y paciencia” para heredar las promesas (véase Hebreos 6:12). ¿Por qué es que tenemos un enorme “movimiento de fe” pero ningún “movimiento de paciencia”? Temo por aquellos que solo han crecido en el egocentrismo de la impaciencia en lugar de seguir el camino del Señor, el camino de la cruz, que es morir a nuestros caminos egoístas.
En el mundo hoy—aun en nuestro gobierno—las personas han llegado a usar la ira como estrategia. Tales personas ni siquiera consideran usar la democracia para contrarrestar a aquellos que llaman “una amenaza para la democracia.” Intentan usar la ira contra ellos y emplean algunos de los métodos más antidemocráticos, tales como usar los tribunales para imponer políticas en lugar de usar cuidadosamente nuestra democracia como fue diseñada.
Obviamente, esta estrategia de usar la ira en lugar de la democracia es la verdadera amenaza para la democracia. Afortunadamente, la mayoría ahora ve esto tal como es y está cada vez más determinada a mostrar a los culpables las consecuencias de tan mal comportamiento. América y otras naciones están comenzando de hecho a disciplinar a sus ciudadanos inmaduros, egoístas e impetuosos. Eso es lo que el Señor hizo con Israel en el desierto. Cuando la gente dejó de suplicar al Señor y comenzó a demandar, esa generación perdió su tierra prometida y pereció en el desierto.
Por encima de todo, debemos confiar en el Señor, reconocer Su voz y obedecerle. Con nuevos niveles de engaño viniendo contra nosotros continuamente, se requiere ahora mucha energía para discernir y contrarrestar esta tiranía. Sin embargo, en lugar de gastar tanto esfuerzo discerniendo y reaccionando a lo negativo, debemos tener más fe en el Espíritu Santo para guiarnos a la verdad que en el diablo para engañarnos. Entonces, no estaremos reaccionando, sino actuando con fe y paciencia. Debemos dar la mayor parte de nuestra atención a conocer al Señor, conocer Su voz y seguirlo a Él, más que a discernir al enemigo. Pero no debemos ser ignorantes de los artificios del enemigo.
A medida que aumente la ira y las batallas hagan estruendo a nuestro alrededor, esto será cada vez más importante. Se acerca el tiempo en que será casi a diario un asunto de vida o muerte que lo conozcamos a Él y Su voz tan bien que permanezcamos en estrecha proximidad a Él a través de todo. Ahora es el tiempo de buscarlo, conocerlo y edificar nuestras vidas sobre la Roca. Él describió edificar nuestras vidas sobre la Roca como oír Su voz y obedecerla. Si queremos estabilidad y paz en nuestra vida, así es como la obtenemos.
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