Oct 25
Week
Rick Joyner

Hay una tendencia en el ministerio de medir el éxito por el número de personas que atraemos en vez de por el criterio de Dios.

 

Juan 6 es uno de los capítulos más cruciales de la Biblia. En este capítulo el ministerio de Jesús cambió profundamente. Hasta ese momento, Jesús hacía milagros para que la gente creyera. Después, Él hizo milagros principalmente para los que creían. Antes, Su enseñanza y enfoque principal era sobre las multitudes; después, era sobre Sus discípulos.

 

Juan 6 comienza con grandes multitudes siguiendo a Jesús debido a los milagros que había realizado. Luego, Él multiplicó el pan y los peces, y ellos comenzaron a seguirlo por Sus provisiones. Luego los desafió impartiendo una de las enseñanzas más importantes de Su ministerio, declarándose a sí mismo como el Pan de Vida. Entonces, muchos, incluidos algunos de Sus propios discípulos, se apartaron de Él. Cuando se redujo a quiénes le seguirían por lo que era y no solo por lo que podía hacer, no quedaron muchos. ¿Será lo mismo hoy en día?

 

Los mensajes evangelísticos que se predican hoy en día son principalmente sobre los beneficios que recibimos por seguir a Jesús. Sin duda, los beneficios son maravillosos más allá de toda medida, y nos maravillaremos de ellos por toda la eternidad. Sin embargo, el evangelio no solo trata de lo que recibimos, sino también de lo que Él obtiene de nosotros y de lo que nos ha llamado a hacer. Cuando hacemos que el mensaje sea todo sobre nuestros beneficios, esto crea una base de egoísmo y egocentrismo, que es la raíz de todos los problemas del mundo que Él vino a arreglar. El evangelio es sobre Jesús. Los apóstoles predicaron a Jesús. Él merece ser seguido por lo que es.

 

Fuimos creados para Su placer. ¿Nuestras vidas le traen placer a Él? ¿Es este nuestro enfoque y para lo que vivimos, o nuestros ojos están puestos en lo que podemos recibir? ¿No están la mayoría de las enseñanzas de la iglesia hoy en día centradas en nosotros y en lo que podemos recibir, en lugar de en Él? Somos cambiados al ver Su gloria, no al enfocarnos en nosotros mismos.

 

Basado en el criterio de las Escrituras, pocos líderes en la iglesia hoy son verdaderos pastores. Puede que sean profesionales expertos, pero ¿están llevando a la gente a Jesús, o a ellos mismos y a sus proyectos? ¿Miden su éxito por el número de personas que les siguen o por la formación de Cristo en Su pueblo? El verdadero ministerio no se trata de cuántos nos siguen, sino de cuántos entrenamos para seguirlo a Él.

 

Por supuesto, aquellos que no se apartaron de Jesús en Juan 6 vieron las obras más grandes de todas y recibieron Su mayor provisión de todas: el Espíritu Santo. Sin embargo, más de 500 estaban con Jesús en Su ascensión y escucharon Su orden de ir y esperar en Jerusalén la promesa del Padre, pero sólo 120 permanecieron cuando la promesa llegó. ¿Qué pasó con los demás?

 

Tal vez la mayor característica de un verdadero seguidor de Jesús sea su determinación de obedecerle y su capacidad de esperar en Él. La paciencia es la verdadera prueba de la fe, por lo que se necesita "fe y paciencia"para "heredar las promesas" (ver Hebreos 6:12). ¿Se ha preguntado alguna vez por qué hay un gran "movimiento de fe" pero no un "movimiento de paciencia"? Se necesitan ambas cosas para heredar las promesas. ¿Podría ser esta la razón por la que tantos declaran continuamente su fe mientras que relativamente pocos caminan en ella?

 

Las promesas y los beneficios de Dios son muy deseadas, y nunca queremos menospreciarlas o ser ingratos por ellas, pero la Escritura dice: "Porque todas las promesas de Dios, son en Él sí" (ver 2 Corintios 1:20) (cursiva añadida para el énfasis). Las promesas de Dios son para aquellos que lo buscan a Él, no sólo sus promesas.

© 2022 Rick Joyner. All Rights Reserved.