Como están ahora las divisiones que emergen en América, hay un fruto positivo importante: CLARIDAD. Las divisiones están ahí y han ido creciendo durante mucho tiempo. Ahora que están a la vista, podemos ocuparnos de ellas. El resultado final será una unidad aún mayor. Puede parecer lo contrario por un tiempo, pero espere y verá.
Por improbable que parezca tal unidad con las divisiones actuales, el hecho de que sean más profundas de lo que jamás hemos experimentado hace posible una unidad aún más profunda. Esta discordia sin precedentes requerirá un liderazgo sin precedentes para resolverse, pero tenemos la propia palabra de Dios de que si le pedimos sabiduría, Él nos la dará, si no somos de “doble ánimo” (ver Santiago 1:5-8).
La palabra griega traducida "doble ánimo" en este texto en realidad significa "dos mentes" o "dos almas". Esto proviene de estar indeciso, de vacilar entre las dos opiniones. Que los lados sean tan claros en la presente discordia está dejando clara la elección. Todos estamos ahora en "el Valle de la Decisión" y no hay escapatoria sin tomar una. Entonces debemos defender resueltamente lo que creemos.
Es más fácil apagar un fósforo que un incendio forestal. Ahora tenemos algunos grandes incendios sociales con los que lidiar porque anteriormente hemos sido muy reticentes a enfrentarlos. Estos incendios no van a disminuir si se les deja solos. Ahora tenemos que hacer lo que se debe hacer. Debemos involucrarnos en los asuntos que ahora amenazan nuestra existencia como país, o dejaremos de existir. Que estemos en este lugar es algo bueno. Ya no podemos huir más de estos asuntos.
Exponer lo que está oculto en la oscuridad es una gran parte de la batalla contra la oscuridad. Conocer al enemigo es importante, pero conocer la verdad, proclamar la verdad y defender la verdad es más importante. La verdad es más poderosa que cualquier mentira. Es la luz lo que echa fuera las tinieblas. La verdad no sólo nos dice que debemos ser libres; es la verdad la que nos hace libres.
Debido a que el poder del mal es habitar en las tinieblas, cuando deliberada y descaradamente se expone, es porque se ha vuelto confiado en la victoria. Que el Marxismo/socialismo sea ahora tan audazmente declarado en América es porque los Marxistas/socialistas están confiados en la victoria.
El Marxismo está ahora más fuerte y arraigado en nuestro país de lo que casi nadie hubiera creído posible. Estamos en una batalla por todo lo que apreciamos como Americanos amantes de la libertad, y parece probable que sea la lucha más grande que jamás hayamos enfrentado por nuestra supervivencia. Esta batalla determinará si continuaremos siendo libres o si nos convertiremos en esclavos de un estado totalitario. Todo esto nos obliga a definir quiénes somos. Esa es una buena cosa.
¿Cómo es posible que tantos de nuestros líderes y ciudadanos no vean un mal tan obvio que ahora se manifiesta en nuestro país? ¿Cómo es posible que no comprendan el caos y la anarquía que no sólo amenaza los cimientos de nuestra República, sino la civilización misma? ¿Cómo puede alguien seguir siendo ciego a sus propias vidas y la seguridad de todo lo que amamos? La respuesta se llama engaño.
El engaño es una de las armas de guerra más poderosas, y nuestro enemigo ha sido muy hábil en su uso. Nadie que es engañado sabe que está engañado o no estaría engañado. Aquellos que piensan que tienen tanto conocimiento y discernimiento que no pueden ser engañados suelen ser los más engañados de todos. Tal orgullo nos hace resistentes a la corrección o la iluminación.
El orgullo inundó América después de la caída de la Cortina de Hierro, como lo revela la arrogancia con que tratamos a las naciones que acababan de ser liberadas de su prisión Marxista. La presunción de nuestros líderes en ese momento era espantosa, y ahora este mismo Marxismo está cerca de "comerse nuestro almuerzo". Gran parte de la sabiduría y el liderazgo que necesitamos para enfrentar este mal se encuentran en aquellos que vivieron bajo éste en los antiguos estados soviéticos. Ellos conocen y odian este mal como pocos.
Como se nos dice en Proverbios 16:18, "El orgullo va antes que la destrucción, y el espíritu altivo antes del tropiezo".
Ahora, lo que los Americanos pensamos que habíamos vencido por nuestra propia sabiduría y fuerza, el orgullo nos ha cegado a medida que los males del marxismo se han vuelto muy fuertes en nuestro medio. La humildad para admitir esto sería de gran ayuda para ayudarnos a ver la salida del aprieto en el que nos encontramos.
Una de las tácticas más efectivas del enemigo para engañarnos ha sido velar lo que ellos estaban haciendo actuando de manera “Políticamente Correcta”. Al principio, esto parecía bastante inofensivo, como ocurre con todas las trampas mortales. Prácticamente no fue desafiado mientras expandía lenta pero implacablemente su esfera de control, volviéndose más extremo hasta que alcanzó el nivel actual de demencia social.
Los globalistas —los Marxistas e Islamistas— han usado muy astutamente nuestra propia Constitución contra nosotros, tal como se jactaban de que lo harían. Se salieron con la suya porque nuestros líderes han sido ineptos en su principal responsabilidad: protegernos de estos enemigos que eran tanto extranjeros como domésticos, pero especialmente los domésticos.
Junto con muchas otras cosas, debemos determinar cómo nuestra República se descarriló tanto en el sistema que ha evolucionado para elegir a nuestros líderes. Nuestra República no fue diseñada para ser dirigida por políticos profesionales, sino por líderes servidores. Los políticos pueden ser hábiles para ser elegidos y permanecer en un cargo, pero carecer de verdaderas habilidades de liderazgo y gestión, como es el caso de la mayoría. Se suponía que ser congresista o senador era como hacer una tarea como jurado, no como algo que se hacía por la honra u otras recompensas.
Si conseguimos que nuestra República se vuelva a encarrilar y funcione como fue diseñada, podremos elevarnos a mayores alturas que nunca. De lo contrario, se descarrilará de nuevo rápidamente si no solucionamos este problema de cómo elegimos actualmente a nuestros líderes. ¿Cómo hacemos esto? Ya tenemos los planes. Volvemos a la forma en que se diseñó originalmente nuestro gobierno.
Mucha gente cree hoy que el cinismo requiere coraje. En realidad, el cinismo es el colmo de la cobardía. Es la inocencia y la franqueza lo que requiere el verdadero coraje, independientemente de cuánto seamos lastimados como resultado de ello. –Erica Jong
Nunca es tarde para ser lo que pudimos haber sido. –George Eliot
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