Oct 19
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Rick Joyner

       

           La semana pasada compartí cuántas vece le había fallado al Señor en cumplir Su voluntad para mi vida debido a mi impaciencia. Desde que le pedí que me ayudara con esto, he tenido desafíos a diario para crecer en paciencia y, a menudo, tengo varios en un mismo día. También estoy empezando a esperar encuentros diarios con el Señor o algún otro encuentro con un propósito especial. 

            Aprender a aceptar los desafíos para crecer en paciencia tiene otro resultado significativo. El monitor de estrés de mi reloj muestra que la mayoría de los días vivo en un rango de 20 o más puntos por debajo de lo que se considera "bajo estrés". Me pregunto cuántos años podría haber agregado a mi vida si hubiera aprendido esto cuando conocí al Señor por primera vez, a los veintiún años, en lugar de esperar hasta los setenta y uno.  

            El efecto de esto en otras áreas, como mi capacidad para controlar mi ira y frustración, es enorme. Ahora tengo gente que ha trabajado para mí durante muchos años y que nunca me ha visto enfadado. Sin embargo, eso se debe a que tiendo a internalizar las cosas, lo que puede ser peor para los niveles de estrés, que muchos consideran un buen barómetro de salud. 

            Al darme cuenta de cuántas veces le he fallado al Señor debido a mi impaciencia, y de cuánto más  abundante, satisfactorio y fructífero podrían haber sido mis más de cincuenta años de conocer al Señor, estoy decidido a aprender a tener paciencia como mi forma principal de devoción. Sé que el amor es el fruto del Espíritu más grande, pero también he visto cuánto dejo de amar cuando demuestro impaciencia. 

            Siento que he tenido la mejor vida. Los encuentros y experiencias que he tenido con el Señor son mucho más numerosos y mucho más grandes de lo que jamás pensé que podría tener. He sido bendecido con algunos de los mejores amigos y compañeros de trabajo. Me despierto todos los días con ánimo y me voy a dormir con un gozo que ni siquiera sabía que existía hace unos pocos años. Sin embargo, todavía me horroriza darme cuenta de cuánto me ha costado la impaciencia en mi vida, lo que me da aún más determinación para no desperdiciar otra oportunidad.  

            Esta nueva revelación sobre la importancia de la paciencia debería haber sido obvia para mí como nuevo creyente. Me avergüenza que me tomó medio siglo ver esto, pero de nuevo, ese es el resultado de la impaciencia. Estoy compartiendo esto contigo para que no cometas los errores que he hecho. ¿Cuánto más poderoso sería el cuerpo de Cristo si anduviéramos ahora en la fe y la paciencia necesarias para heredar las promesas? Solo considera cuán extraordinarias son las promesas de Dios para aquellos que “esperan” en Él.  

           En el Salmo 27:14 se nos dice: “Espera en el Señor. Ten valor y fortalece tu corazón". ¿Cuánto podríamos beneficiarnos de tener un corazón más fuerte? A medida que crecen los problemas en el mundo, se hace realidad la profecía de que el corazón de los hombres les fallará por temor a las cosas que sobrevendrá al mundo. Necesitamos corazones fuertes para casi todo, y la forma en que se nos promete tener uno es “esperar en el Señor”. Esperar requiere paciencia. Esperar en Él demuestra la importancia que le damos a Él. 

© 2021 Rick Joyner. Reservados todos los derechos.