Nov 23
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Rick Joyner

       

         El Señor ha llamado a los que vencen en este mundo presente a la posición más alta en toda la creación: ser hijos e hijas de Dios y herederos con Su Hijo. Este es el llamado más alto. Es sólo para aquellos que demuestran a la creación que son dignos de gobernar con Él al vencer la mayor oscuridad y maldad de la creación que ahora se está manifestando en la tierra. Estos son aquellos cuya obediencia y resistencia por Él, contra toda oposición, hará que incluso los principados y las potestades reconozcan la victoria del Señor y la verdad que finalmente prevalecerá. 

            La esposa del primer Adán vivió en un mundo perfecto y fue perfecta al ser creada. Sin embargo, cuando fue tentada por el mal, eligió el pecado en lugar de confiar en Dios. El "último Adán", como se llama a Jesús, tendrá una novia que vivirá en las peores condiciones y se enfrentará a la peor oscuridad y oposición que el mundo haya conocido jamás, y sin embargo elegirá obedecer. Con esto, la creación verá que ella es digna de ser Su novia y de gobernar con Él. Sin embargo, ella siempre sabrá que no venció por su propia fuerza, justicia o sabiduría, sino por la fe en Él; una fe que obra por el amor (véase Gálatas 5:6). 

            El Nuevo Testamento aborda los falsos evangelios y los falsos hermanos. Jesús dijo: "Porque vendrán muchos en Mi nombre, diciendo: 'Yo soy el Cristo', y engañarán a muchos" (Mateo 24:5). Hay y habrá muchos que predican otro evangelio y otro Jesús. Parte de esta perversión de la verdad es el resultado de tratar de hacer el camino estrecho más amplio para atraer a más personas. Cualquiera que cambie el evangelio por cualquier razón es hasta cierto punto un engañador. Jesús hizo un camino muy estrecho que pocos encontrarían y ese es el verdadero camino de la vida.  

           Por lo tanto, aquellos que no vendrán por el camino estrecho sino sólo cuando el camino se ensancha para satisfacer sus condiciones son "falsos hermanos". Estos son los que pervierten no sólo el evangelio, sino toda la verdad, empezando por la más básica: quién es Dios y cómo es Él. Los tales adoran a un dios hecho a su propia imagen según sus propios deseos en lugar de conocerlo como Él es. Este es el mayor orgullo que causará la mayor caída.

            Se nos dice que el Señor ama a todos los hombres y desea que ellos se salven, por lo que Él nunca comprometerá el camino recto y estrecho hacia la vida verdadera. Aquellos que tratan de hacer Su camino más fácil de lo que Él hizo pueden llevar a aquellos que piensan que ahora son salvos y tienen vida eterna a un engaño final. En esta condición, sus vidas eternas están en peligro. Creyendo en un evangelio comprometido, pueden ser aún más difíciles de alcanzar con el verdadero evangelio.  

            El Camino es fácil de entender para cualquiera que Él llame, pero eso no significa que sea fácil de seguir. Él no quiso que fuera fácil. Al enfrentarnos a los retos difíciles, somos liberados de nuestra vieja naturaleza caída y empezamos a vivir como la nueva creación que Él nos ha llamado a ser. Las aflicciones que enfrentamos en esta vida no son hechas a nosotros sino para nosotros. 

            Podemos imaginar a un joven Salomón quejándose a su padre, el rey David, de por qué no podía salirse con la suya en todas las cosas que sus hermanos y hermanas podían. Si lo hubiera hecho, sin duda David habría respondido: "No están llamados a ser el rey". 

            Si parece que estamos recibiendo más disciplina y mayores desafíos que otros, podría ser debido a nuestro llamado. Como está escrito en Hebreos 12:7-8: "Es para su corrección que sufren. Dios los trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si están sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces son hijos ilegítimos y no hijos verdaderos". Los maduros ven toda la disciplina y los desafíos como señales del favor y el amor de Dios, no como un rechazo o un castigo.

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