Al igual que el cristianismo, la ciencia tiene una historia de persecución casi constante por parte de las instituciones y gobiernos que reclamaron el dominio sobre ella. Con el nacimiento de la República Americana y su devoción por la libertad, los científicos amenazados encontraron un refugio en América al igual que los cristianos perseguidos. El cristianismo y la ciencia en América fueron buenos amigos durante la mayor parte de nuestra historia, ya que ambos prosperaron donde había libertad.
La verdadera ciencia y el verdadero cristianismo deberían ser los mejores amigos. En su forma más pura, ambos son buscadores de la verdad. En la historia, los verdaderos cristianos y los verdaderos científicos no sólo eran buenos amigos, sino que a menudo eran la misma persona, como Newton. Una amarga división se desarrolló entre el cristianismo y la ciencia en Estados Unidos durante 1925, provocada por el famoso "El Juicio Scope", y esta división necesita ser sanada. Hay indicios alentadores de que lo ha sido.
No podemos comprender completamente la historia de América sin comprender tanto el cristianismo como la ciencia. Tanto la religión como la ciencia a menudo han sido pervertidas por agendas políticas y de otro tipo que se les impusieron, y ambas intentaron forzar sus agendas en ocasiones. Debido a que ambas necesitan libertad para prosperar, es un nuevo compromiso con la verdad y la libertad lo que está uniendo la verdad en ambos campos.
Prácticamente todos los grupos tienen personas extremas. Algunos de los engaños más devastadores de la historia comenzaron con la tendencia a juzgar a las personas o grupos por sus elementos más extremos. Este es el engaño que ha causado problemas cada vez mayores en nuestros tiempos. Quizás en todos los grupos de personas, la mayoría no son como los extremos que se encuentran en ellos.
Los devotos de la ciencia pura y los devotos del cristianismo puro están motivados por el amor a la verdad. Cuanto más profundo sea este amor por la verdad, más nos obligará a ir más allá de lo superficial y, por tanto, a no juzgar a los demás por lo superficial. Cuando vamos más allá de la superficie, a menudo nos damos cuenta de que estamos de acuerdo en más de lo que estamos en desacuerdo. Una de las mayores tragedias en la historia de la humanidad ha sido que la gente esté de acuerdo en casi todo, pero se divida por lo poco en lo que está en desacuerdo. Sin embargo, los inmaduros e inseguros a menudo se verán amenazados por aquellos que no están absolutamente de acuerdo con ellos en todo.
Algunas de las percepciones extremas que tenemos de los demás también pueden provenir de juzgarlos por una pequeña parte de su vida, incluso si fue una aberración y anormal para ellos. Por ejemplo, a menudo se habla de Einstein como ateo. Eso era cierto cuando era joven, pero llegó a creer en un Creador cuando observó el descubrimiento del Hubble de la variación roja. Esto probaba que el universo se expandía, y el brillante físico supo de inmediato que esto significaba que tenía que haber un comienzo en un punto y tiempo específico. Sabía que esto significaba que tenía que haber un Creador.
Que Einstein alguna vez llegara a la conclusión de quién era el Creador es discutible, pero algunas de sus descripciones de cómo él consideraba quien era el Creador eran paralelas a las descripciones de Dios en las Escrituras. Su vida confirma la Escritura que dice que Dios es "claramente visto" en las cosas creadas (ver Romanos 1:20).
La Segunda Ley de la Termodinámica es una ley de la física, no una teoría. Existe una gran diferencia entre una ley y una teoría en la ciencia. Una ley ha sido probada más allá de toda duda razonable, pero una teoría todavía se considera una opinión. Con la Segunda Ley de la Termodinámica, nunca se ha observado un evento que la desafíe. Para consternación de los pseudocientíficos, que son aquellos que sólo aceptan como hecho lo que concuerda con sus posiciones predeterminadas, prejuicios o sesgos, esta ley de la física prueba que hay un Creador.
La Segunda Ley de la Termodinámica también se conoce como la ley de la Entropía. Afirma que toda la naturaleza tiende hacia el desorden, no hacia el orden, a menos que actúe sobre ella una fuente inteligente externa. Con esto podemos concluir que si hay algún orden en el universo, cualquier síntesis, entonces es causada por una fuente de inteligencia externa. Le guste el término o no, esto significa un Creador.
Esta ley también es una refutación obvia de la Teoría de la Evolución, que requiere que un número casi infinito de eventos aleatorios hayan sucedido por accidente, no por una fuente inteligente externa, en una secuencia y tiempo perfectos, y en lugar de crear caos, resultó en orden y síntesis. Ni siquiera uno de estos eventos es posible de acuerdo con las leyes básicas de la física, y mucho menos los miles de millones que requiere la Teoría de la Evolución para producir vida.
Como dijo un científico, es más probable que un tornado golpee un depósito de chatarra y deje atrás un jumbo jet 747 perfectamente construido que accidentes aleatorios como los que requiere la Teoría de la Evolución y que resulten en una sola hebra de ADN. Las probabilidades de que la complejidad de la vida sea posible a través de accidentes aleatorios desafían todas las posibilidades matemáticas y la razón. Sin embargo, ¿es justo juzgar a toda la ciencia por esta teoría tonta? ¿Cómo no maravillarnos de los extraordinarios logros de la ciencia y sus beneficios para nosotros, incluso si algunos sostienen esta extrema aberración?
Entonces, ¿por qué tantos científicos se aferran a esta Teoría de la Evolución e incluso la enseñan como si fuera un hecho? Así como hay "noticias falsas", hay "ciencia falsa". También hay falsificaciones en casi todas las demás disciplinas o escuelas de pensamiento, por eso se nos advierte sobre los "falsos hermanos" o falsos cristianos. Para encontrar la verdad, debemos aprender a discernir entre lo verdadero y lo falso.
El cristianismo todavía está emergiendo de una profunda corrupción y oscuridad que resultó de la usurpación por hábiles políticos de la autoridad de los verdaderos líderes hace siglos. Lo mismo ha sucedido en la ciencia con los verdaderos científicos desplazados por aquellos con otras agendas. Así como se necesitaron grandes defensores de la verdad para ayudar al cristianismo a salir de esto, lo mismo ocurre con la ciencia, y existen tales campeones en la ciencia.
Para aprender las lecciones de la historia, debemos comprender este conflicto tanto dentro como entre la religión, la ciencia, el gobierno e instituciones poderosas. Un objetivo principal de este estudio es ayudar a iluminar éstos y las consecuencias de ellos en la conformación de nuestras naciones y nuestro propio tiempo.
La falsedad no se basa tanto en la búsqueda de la verdad como en el establecimiento de una agenda predeterminada. Las noticias falsas se han combinado con la ciencia falsa para dominar las instituciones, pero esto no niega el hecho de que hay algunos medios de comunicación honestos y verdaderos, y ciencia verdadera, al igual que hay cristianos verdaderos, aunque el cristianismo institucional a menudo está dominado por aquellos que no son verdaderos.
Jesús habló del tiempo en que “el trigo y la cizaña” serían separados unos de otros. La cizaña se parece mucho al trigo, pero es nociva en lugar de nutritiva. Esta parece ser una metáfora perfecta de lo que está comenzando a suceder en nuestro tiempo: una exposición y separación de lo verdadero de lo falso. A medida que tanto el trigo como la cizaña se vuelven más evidentes, podemos esperar más conflicto entre ellos, pero eso es sólo parte del proceso. Sabemos que la verdad es más fuerte que cualquier mentira, y la verdad finalmente prevalecerá.
El problema no es encontrar la respuesta; es enfrentar la respuesta. –Terence McKenna
Para el científico que ha vivido por su fe en el poder de la razón, la historia termina como un mal sueño. Ha escalado las montañas de la ignorancia, está a punto de conquistar la cima más alta; mientras escala la roca final, es recibido por un grupo de teólogos que han estado sentados allí durante siglos. - Robert Jastrow
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