Mar 15
Week
Rick Joyner

       Romanos 11:22 nos exhorta: "Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios...." Esto no implica que Dios sea bondadoso un día y severo al siguiente. Él no cambia. Él es bondadoso y severo todo el tiempo. Muchos sólo son capaces de contemplar Su bondad, y por ello se abren a enseñanzas distorsionadas, extremas y falsas sobre Su gracia y misericordia. Otros tienden a ver sólo Su severidad y por lo tanto son engañados e incapaces de percibir Su gracia y misericordia. Para ver y relacionarnos con Él como Él es, debemos ver tanto Su bondad como Su severidad. Nuestra meta debe ser predicar "todo el mensaje de esta vida" (ver Hechos 5:20), para contemplar tanto Su bondad como Su severidad. 

       Cómo percibimos a Dios es el elemento más importante de nuestra fe. Caminar en la verdad no es sólo entender y obedecer correctamente las doctrinas, aunque esto es importante. La Verdad es una Persona a la que estamos llamados a seguir. Somos cambiados cuando lo contemplamos "con el rostro descubierto" (ver 2 Corintios 3:18). Cuando contemplamos Su gloria con velos, vemos una imagen distorsionada de Él y a menudo tratamos de convertirlo en lo que queremos que sea. Algunos de los velos que podemos tener son prejuicios o heridas no sanadas. Quitar estos velos es crucial para ver al Señor como es y ser cambiados a Su naturaleza.

       Nuestro conocimiento de Dios es un factor clave que afecta nuestras elecciones en la vida. Nuestras elecciones son factores primarios que determinan nuestro curso en la vida. Se ha dicho: "No vemos el mundo como es, sino como somos". Hay verdad en esta declaración. Debemos tener una percepción precisa para caminar en la verdad. Esta percepción es de nosotros mismos, de los demás, del mundo y, sobre todo, de Dios. La forma en que Él ve es la verdad. La madurez cristiana es, en gran medida, aprender cuán distorsionada es nuestra visión y ser corregidos para que podamos ver cómo Él ve.

       Muchas experiencias en la vida pueden impactar la forma en que vemos la vida, y debemos elegir si dejaremos que lo hagan. Las Escrituras son el fundamento para percibir a Dios como Él es y para ver cómo Él ve. Si Jesús, que es la Palabra, se basó en "Está escrito", ¿cuánto más deberíamos hacerlo nosotros? La Biblia es nuestra herramienta más valiosa para comparar nuestra forma de pensar con la Suya y ayudarnos a permanecer en el camino de la vida.

       Queremos honrar las Escrituras como se merecen, pero Él no dijo que nos dejaría un libro que nos guiaría a toda la verdad. Dijo que nos enviaría el Espíritu Quien nos guiaría a toda la verdad. El Espíritu siempre nos lleva a Jesús, porque Él es la Verdad. A medida que lo vemos y nos asemejamos a Él, empezamos a ver cómo Él ve y a entender Su corazón.  

        Apocalipsis 3:20-22 es uno de los textos extraordinarios que revelan la naturaleza de nuestro Señor y nuestra responsabilidad de determinar dónde estamos con Él:

       “Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo. Al vencedor, le concederé sentarse conmigo en Mi trono, como yo también vencí y me senté con Mi Padre en Su trono.’ El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.’”

       En primer lugar, tenemos a Jesús de pie llamando a la puerta de Su propia iglesia ¡para ver si alguien le deja entrar! Esta es una poderosa revelación de cómo, en esta era, Él no irá donde no lo quieran, incluso a Su propia iglesia. Él no es el tipo de marido que se impondría a Su esposa. Por lo tanto, no lo encontraremos en aquellos con un espíritu de control y nunca debemos dejar que un espíritu de control dicte nuestro curso o elecciones.

       Luego, aquellos que venzan serán los que se sienten con Él en Su trono. El ya ha sido probado y ha vencido para sentarse con el Padre en Su trono, y ahora es nuestro turno de ser probados para ver donde estaremos. ¿Seremos parte de la gran compañía que está delante del trono (ver Apocalipsis 7:9), o seremos los vencedores que se sientan con Él en Su trono? Estar en la gran compañía es maravilloso, pero hay un llamado más alto para aquellos que vencen el espíritu de este mundo.

       Considera lo que Pablo escribió en Filipenses 3 cuando dijo que no consideraba haberlo alcanzado. Esto fue escrito cerca del final de la vida de quizás el más grande apóstol, ¡pero él no pensaba que lo había alcanzado! ¿Alcanzado qué? Evidentemente no se refería a la salvación o a la vida eterna, ya que las alcanzó en el momento en que creyó en la expiación de la cruz de Jesús. Más bien él está hablando aquí del "alto llamamiento de Dios en Cristo Jesús" (ver Filipenses 3:12-14).

       Está claro a través de las Escrituras que nuestra salvación sólo puede venir de Dios, mientras que nuestra posición eterna en Él está, en gran medida, determinada por nosotros. Estas son designadas por el Padre, pero a nosotros se nos exhorta: procurad hacer firme vuestra vocación y elección" (ver 2 Pedro 1:10). Esto lo trataremos con más profundidad más adelante.

       El tercer punto crucial en Apocalipsis 3:20 es que debemos tener nuestros oídos abiertos a lo que el Espíritu está diciendo a las iglesias. No se trata de lo que Él ha dicho en tiempo pasado, sino que debemos escuchar lo que Él está diciendo en tiempo presente. Por supuesto, queremos saber y honrar lo que Él ha dicho en el pasado, pero lo que Él está diciendo en esta aflicción presente es crucial que sepamos y sigamos, si vamos a ser las luces que estamos llamados a ser en este gran tiempo de oscuridad.

        Esta es la razón de este estudio sobre "Luz Creciente". Como se nos dice en Proverbios 4:18: "Pero la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va aumentando en resplandor hasta que es pleno día." Si estamos en la senda de los justos, tendremos una luz creciente, incluso cuando el mundo está experimentando una creciente oscuridad. Pronto habrá suficiente oscuridad para que todos puedan ver la Luz.

© 2022 Rick Joyner. Todos los derechos reservados.