Si nuestro conocimiento de Dios no está afectando nuestras decisiones, entonces ciertamente no tenemos una opinión suficientemente alta de Él. Por eso le dijo a la iglesia de Laodicea en Apocalipsis que prefería que fueran fríos o calientes que tibios. La indiferencia es la forma más alta de desprecio en una relación. Ser indiferente con respecto a Dios es una de las formas más altas de desprecio hacia Él. Debemos proponernos no permitir este espíritu de tibieza en nuestras vidas.
¿Cómo podemos conocer a Dios y no estar más apasionados por Él que por cualquier otra cosa o persona en nuestras vidas? Estimar a cualquier persona o cosa por encima de Él es una afrenta a Él y una forma de idolatría. Lo que más nos apasiona será un factor importante en la forma en que tomamos decisiones y en lo sabias que serán nuestras decisiones. ¿Nos apasiona más Dios que cualquier otra cosa en nuestra vida?
Nuestras decisiones son un factor determinante en nuestras vidas, por lo que tener la capacidad de elegir bien es crucial. Así como el Señor le aclaró a Adán las consecuencias de comer del árbol prohibido, nosotros también debemos elegir entre creer y obedecer a Dios y Su palabra o no. Cuando Adán eligió la sugerencia del diablo de dudar de la palabra del Señor, resultó en una mala elección con malas consecuencias. También abrió la puerta a una serie constante de malas elecciones.
Lo fundamental para tomar las decisiones correctas en la vida es creerle a Dios y buscar obedecerlo. Hay una gran y continua tentación del diablo para hacernos dudar de la palabra de Dios. Funcionó con Adán y Eva y ha funcionado con multitudes de personas desde entonces. Si Adán hubiera creído en la palabra de Dios por encima de la sugerencia del diablo, no habría hecho la terrible elección que hizo. La clave para que tomemos las decisiones correctas es creer en la Palabra de Dios, las Escrituras, y no prestar atención a las sugerencias del diablo de que la Palabra de Dios no es confiable.
Es intencional que la mayoría de las universidades y colegios hayan incluido en su adoctrinamiento para los nuevos estudiantes un ataque a la veracidad de la Biblia. La mayoría utiliza el mismo ataque porque es muy efectivo para hacer que los jóvenes estudiantes cristianos comiencen a dudar de las Escrituras y luego de su propia fe. A esto le siguen ataques sistemáticos tan efectivos que, como reveló un estudio, hasta el 75% de todos los cristianos que van a un colegio o universidad negarán su fe en treinta días.
Los argumentos y afirmaciones que hacen contra la Biblia aquellos que pretenden atacar la fe cristiana son superficiales y fáciles de refutar. Pero cuando se utilizan contra jóvenes cristianos que a menudo están solos por primera vez, en un lugar nuevo, y deben confiar en los profesores y el personal de la universidad, se vuelven vulnerables. La mayoría sucumbe rápidamente porque no han sido preparados para esta batalla. ¿Cómo podemos prepararlos mejor?
Es crucial equipar a los jóvenes creyentes para que sean fuertes en la Palabra y en su fe en Dios con una apologética que pueda fortalecerlos contra los ataques a su fe. Esto es siempre crucial para todos los creyentes, ya que hay un ataque constante a la fe por parte de los medios de comunicación, las artes y el entretenimiento, la educación y prácticamente todos los demás centros de influencia en el mundo moderno. Actualmente, el mundo entero está bajo el poder del maligno, y ese maligno está decidido a hacer que los cristianos caigan en sus trampas.
La apologética puede ayudarnos a reconocer estas trampas. Sin embargo, se requiere de más si queremos evitarlas. El factor principal que nos mantendrá es nuestro amor por Dios. Si nuestro amor por Él no se calienta cada vez más, eventualmente se enfriará. Este amor es alimentado por nuestra adoración, la comunión con Su pueblo, la oración, la devoción a Su Palabra, y nuestro testimonio al testificar. Estas disciplinas sólo crecerán si somos fieles a ellas. Debemos ser más intencionales acerca de estas disciplinas que el enemigo en su empeño por atacar nuestra fe.
Dado que pocos estudiantes reciben el tipo de preparación que necesitan antes de ser enviados a la universidad, no sólo sucumben al ataque que hace tambalear su fe en Dios, sino que su fe en Él es reemplazada por un terrible mal. Este mal está en la raíz de las "profundas tinieblas" que la profecía bíblica dice que vendrán al final de los tiempos: el ataque del engaño y la propaganda marxista que ahora prevalece en nuestras escuelas. Esta doctrina maligna de demonios no sólo destruye la fe, sino que también destruye intencionalmente a las familias y otras relaciones, tal y como están diseñadas las estrategias marxistas.
"La cuerda de tres hilos de Satanás que no se rompe fácilmente" (ver Eclesiastés 4:12) fue tejida para estos tiempos por Charles Darwin, Sigmund Freud, y Karl Marx. Todos éstos trataron de destruir la fe en Dios, y Freud y Marx apuntaron especialmente a la destrucción del núcleo familiar. En sus enseñanzas, vemos los comienzos de la línea de falla social que ahora amenaza con desgarrar a nuestra nación, habiendo tenido ya éxito en la destrucción de muchas otras naciones, incontables multitudes de familias y otras relaciones cruciales para la estabilidad social.
Mientras que estas "tinieblas cubrirán la tierra y densa oscuridad los pueblos," el Señor también promete la aparición de Su gloria sobre Su pueblo, que las naciones finalmente vendrán a la luz, y que incluso nuestros hijos e hijas volverán (ver Isaías 60:1-5). Mientras se produce tal colapso de relaciones, con Dios primero y luego con todos los demás, la mayor fraternidad y sociedad que jamás haya existido surgirá y las naciones acudirán a ella.
Durante al menos la primera parte de este año que viene, examinaremos las doctrinas demoníacas de Darwin, Freud y Marx, quienes fueron todos contemporáneos y cuyas doctrinas se entretejieron para hacer este "diabólico cordón de tres hilos". También veremos cómo la verdad de Dios en las Escrituras contrarresta tan poderosamente cada una, nos fortalece contra el gran engaño de estos tiempos, y nos permite vivir frente a esta oscuridad de una manera que ayudará a preparar el camino para el reino venidero de Dios, que ya está muy cerca.
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