Oct 17
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Rick Joyner

       

         En Hebreos 12:26-29 se nos da un cuadro conmovedor de lo que está sucediendo en el mundo hoy:

         “Su voz conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido diciendo: ‘Una vez más conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo’. 

         “Y esta frase: ‘Una vez más», indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. 

         “Así que, recibiendo nosotros un Reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia,

         "porque nuestro Dios es fuego consumidor’”.

         Anteriormente comentamos cómo se está sacudiendo todo. Las naciones, los gobiernos y todas las demás instituciones están siendo puestas a prueba con un gran propósito. Ese propósito es eliminar todo lo que pueda ser sacudido, para que lo que quede sea sólido y sobre lo cual se pueda construir. El Señor está a punto de construir un mundo nuevo, y sólo puede construirse sobre cimientos que duren.

         En 1 Corintios 3:11-14 se nos dice cuál es este fundamento: el Único que puede pasar la prueba y permanecer en los tiempos en los que hemos entrado:

          “Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 

         “Si alguien edifica sobre este fundamento con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno y hojarasca,

         "la obra de cada uno se hará manifiesta, porque el día la pondrá al descubierto, pues por el fuego será revelada. La obra de cada uno, sea la que sea, el fuego la probará. 

         “Si permanece la obra de alguno que sobreedificó, él recibirá recompensa”.

         El plan de Dios para todas las cosas se revela en Efesios:

         “que hizo sobreabundar para con nosotros 

         “en toda sabiduría e inteligencia. Él nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 

         “de reunir todas las cosas en Cristo, en el cumplimiento de los tiempos establecidos, así las que están en los cielos como las que están en la tierra” (ver Efesios 1:8-10).

         La razón principal por la que estamos aquí (y por la obra que Dios está haciendo en nosotros) es para que podamos ser conformados a la imagen de Su Hijo y permanecer en Él. Como alguien ha dicho, no nos llaman “hechos humanos” sino “seres humanos”. Lo que llegamos a ser es mucho más importante que lo que hacemos. Cuando seamos conformados a la imagen de Cristo y permanezcamos en Él, nuestras obras serán Sus obras. Sabemos que Sus obras permanecerán a través de lo que vendrá sobre el mundo para probar las obras de los hombres.

         El versículo que sigue al texto citado anteriormente es: “Si la obra de alguno se quema, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego” (I Corintios 3:15). Las instituciones pueden ser buenas y hacer buenas obras, incluidas las que Dios prescribe, como cuidar de los pobres y enseñar sus caminos. Sin embargo, si se hacen para el señor pero no con Él, no resistirán la conmoción que está comenzando.

         Una de las razones por las que nos dieron las Escrituras fue para discernir las obras de Dios de todas las demás. ¿Existe alguna iglesia institucional que no sea muy diferente de la iglesia bíblica? Podemos construir cosas para Dios con la mejor de las intenciones. Él las bendecirá tanto como pueda, pero bendecirá muchas cosas que no habitará. Hemos llegado al momento en que toda planta que el Padre no plantó será desarraigada (ver Mateo 15:13). Entonces, debemos mirar más allá de lo que Él está bendiciendo y mirar hacia lo que Él habita.

© 2023 Rick Joyner. Reservados todos los derechos