Jan 7
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Rick Joyner

        

         

            ¿Qué tipo de evento cambiaría tanto la trayectoria de la civilización como para que se produjeran más avances en los cien años posteriores a éste que en los seis mil anteriores?  

            Durante los seis mil años de historia registrada antes de este evento, los elementos básicos de la vida de la humanidad no cambiaron esencialmente. La comida se recogía de la misma manera, las casas se construían de la misma manera y viajar se limitó al ritmo de un caballo. Antes de este evento, la comida necesaria para sostener a la población requería que el 90% de la población se dedicara a la producción de alimentos. Ahora solo toma alrededor del 5%. La velocidad de los viajes pasó de la velocidad de un caballo a la de los jets y cohetes. ¿Qué fue lo que se convirtió en un punto de inflexión para la civilización?

            La Revolución Americana.

            Comprender cómo esta revolución se convirtió en el punto en torno al cual las naciones realizarían cambios tan radicales es crucial para comprender los tiempos en los que nos encontramos y la dirección en la que vamos. La respuesta básica a cómo esta revolución política provocó la revolución en prácticamente toda la vida puede resumirse en una palabra: libertad. 

            La libertad y el desmoronamiento de los gobiernos centralizados que habían dominado la tierra a lo largo de la historia registrada, liberaron este poder de avance. Lo hicieron liberando un poder de iniciativa, creatividad e innovación como el mundo nunca antes había experimentado.

            Hubo muchas revoluciones antes de la Revolución Americana. Todas proclamaron la libertad del pueblo. Entonces, ¿qué fue diferente en esta que encendió y sostuvo un cambio tan dramático y revolucionario? Entender esto es el propósito de estos informes, y uno de los estudios más interesantes e importantes que podemos hacer hoy. Comprender el impacto de la libertad es crucial si se quiere proteger y preservar esta libertad.

            Hay otra razón aún más importante para estudiar nuestra historia. El primer mandamiento que Dios dio que incluía una promesa fue “Honra a tu padre y a tu madre, para que te vaya bien y tengas una larga vida en la tierra” (ver Efesios 6:2). Esta promesa es que todo saldría bien y tendríamos longevidad. A medida que comenzamos a honrar a nuestros antepasados mediante el estudio de su historia, recibiremos tanto el conocimiento como la sabiduría que garantizarán que nos siga yendo bien.

            También se nos advierte que "Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes" (ver Santiago 4: 6, I Pedro 5: 5 NKJV). ¿Qué podría ser más devastador que la resistencia de Dios, o más valioso que Su favor? Como dijo un amigo: "Un momento del favor de Dios vale toda una vida de esfuerzo". Descuidar un tesoro como nuestra historia es ser sumamente arrogante y tonto, abriendo la puerta a muchas calamidades que fácilmente podrían evitarse.

            Es una verdad comprobada que aquellos que no han tenido la experiencia de acumular riqueza no tendrán la sabiduría para conservarla. La riqueza no es sólo dinero o recursos naturales, también es nuestra herencia nacional. Cada generación recibe lo que edificó la anterior. Por lo tanto, no tuvimos la experiencia de construirla, entonces ¿cómo la mantendremos? Podemos hacerlo si tenemos la humildad de aprender de aquellos que la construyeron al estudiarlos.

            La historia que se enseña bien no son sólo las aburridas "fechas y personas muertas" a las que muchas veces la reducen. Más bien, es como cavar en una mina de oro y descubrir la veta madre. Podemos recibir una impartición estudiando historia. Tenemos una imagen de esto en II Reyes 13. Un hombre muerto fue arrojado a una tumba junto al profeta Eliseo. Cuando este hombre muerto tocó los huesos del profeta, volvió a la vida. La gran vida también puede llegar a nosotros simplemente tocando los huesos de los grandes y ungidos que nos precedieron. Hacemos esto espiritualmente leyendo sus historias y honrándolos al buscar su sabiduría.

            Ahora podemos mirar hacia atrás a aquellos que abrieron la puerta a esta era como primitivos en comparación con la actualidad, pero tenían la fe para hacer algo que nadie había hecho antes y una sabiduría que ha demostrado trascender sus propios tiempos. No sólo tenemos la promesa de Dios de bienestar y longevidad si honramos a los que nos precedieron, sino que seríamos los más tontos al no aprovecharlos para no tener que “reinventar la rueda” con cada nueva generación.

            ¿Qué podría ser más deshonroso para nuestros padres y madres que olvidarlos? Por eso es cierto este proverbio: "Quien no recuerda la historia está condenado a repetirla". Trágicamente, esta locura ha tenido como resultado que muchas generaciones cometan los mismos errores que las anteriores, y con esto se les truncó su bienestar y su tiempo en la tierra. Con sólo un poco de humildad para honrar a nuestros padres y madres, este trágico ciclo puede terminar.

            Debemos considerar que si descuidamos esta gran promesa de Dios, lo contrario será cierto: no nos irá bien y no duraremos mucho en la tierra. La desaparición de muchas grandes naciones y culturas antiguas lo demuestra. Prácticamente todas las crisis que enfrentamos ahora fueron abordadas por nuestros antepasados. A veces les llevó toda su vida adquirir la sabiduría sobre cómo lidiar con las crisis, que podemos leer y asimilar en tan sólo unas horas. ¿Cuán necios seríamos si descuidamos lo que nos dejaron? Si los hubiéramos honrado mejor al buscar su sabiduría, ahora nos iría mucho mejor.

            Así que, arrepintamonos ahora de esta terrible locura de no honrar a nuestros padres y madres, buscando conocerlos y escucharlos. Esta no es una tarea aburrida ni laboriosa. Una de las cosas más interesantes e inspiradoras que podemos hacer es estudiar historia.

            Uno de los propósitos de estos resúmenes de nuestra herencia es que, en tan solo unos minutos, uno puede comenzar a experimentar lo extraordinarios e interesantes que fueron nuestros padres y nuestras madres, y lo fascinante que es nuestra herencia. Fueron, de hecho, algunas de las mejores y más interesantes personas que han vivido en esta tierra, y ciertamente son dignas de honor.

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         Pero, ¿qué queremos decir con la Revolución Americana? ¿Nos referimos a la guerra Americana? La revolución se llevó a cabo antes de que comenzara la guerra. La Revolución estaba en la mente y el corazón del pueblo; un cambio en sus sentimientos religiosos, de sus deberes y obligaciones… Este cambio radical en los principios, opiniones, sentimientos y afectos de la gente fue la verdadera Revolución Americana. -John Adams, segundo presidente de Estados Unidos.

© 2020 por Rick Joyner. Todos los derechos reservados.

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